Tiempo Santander

Marcelino Menéndez Pelayo



Catedrático español, principal estudioso y refundidor, durante el siglo XIX, de la historia y la bibliografía literaria española e hispánica, convertido, años después de su fallecimiento, en adalid ideológico de quienes, desde la ortodoxia católica, añoraban una España monárquica cercana al Antiguo Régimen. Nació en Santander el 3 de noviembre de 1856, hijo de Marcelino Menéndez Pintado (Castropol 1823), catedrático de matemáticas elementales del Instituto Cantábrico de Santander, y de Jesusa Pelayo España (Santander 1824). Al año siguiente de su fallecimiento en 1912, el famoso fisiólogo José Gómez Ocaña (1860-1919), en su Estudio biográfico de cinco sabios españoles (Madrid 1913), inmerso en las preocupaciones raciales y antropológicas de la época, aseguraba nada menos que don Marcelino fue «un celta subbraquicéfalo, con índice cefálico entre 81,49 y 81,78».



A los seis años comenzó a asistir a una escuela de Santander, llamando pronto la atención su memoria prodigiosa (facultad que luego sería exagerada por algunos admiradores apologetas, que llegaron a sostener que, sin haber terminado de cursar las primeras letras, un mes después de haber leído El Quijote fue capaz de repetir de memoria los seis primeros capítulos...). En septiembre de 1866, con diez años, ingresó en el Instituto Cantábrico para estudiar los cinco cursos del bachillerato. Durante los dos primeros sólo se estudiaba entonces Latín y Castellano, Doctrina Cristiana e Historia Sagrada: «Estudié la segunda enseñanza en el Instituto de Santander, y tuve la fortuna de tropezar con un buen profesor de latín, humanista de verdad. Se llama D. Francisco María Ganuza, y vive aún, aunque jubilado y muy caduco» (escribe en 1893 a Clarín, MPEP 12-414). La precocidad de Menéndez Pelayo fue conocida por todo Santander en junio de 1868, cuando aquel niño de once años respondió al día siguiente al problema histórico planteado por el periódico La Abeja Montañesa:

«Santander, 23 junio 1868. Sr. Director de La Abeja Montañesa. Muy Sr. mío: Ha llamado mi atención el problema histórico que insertan ustedes en el n.º 143 de su apreciable periódico, y después de haber pensado un poco sobre ello, me parece que el hecho más notable ocurrido en España en la 2.ª hora de la 2.ª mitad del 2.º día del 2.º mes del 2.º año de la 2.ª mitad del 2.º siglo del establecimiento de la dinastía de Doña Isabel II de Borbón, o sea el 2 de Febrero de 1852, a las dos de la tarde, es la tentativa de regicidio del cura Merino contra la persona de nuestra actual soberana. Suplico a Vd. dispense la libertad que se toma su afectísimo S. S. Q. B. S. M., M. M. y P.» (MPEP 1-1)

Se conserva el autógrafo de la relación de los libros que ingresó en su biblioteca en 1868, cuando tenía doce años, veinte obras en treinta y cuatro volúmenes, en latín, español y francés: Catulo, Quinto Curcio, Ovidio, Cicerón, Fenelon, Chateaubriand, Bossuet, &c. En junio de 1871 terminó el bachillerato, obteniendo el premio extraordinario de la reválida en la sección de letras, con un ejercicio escrito sobre «Pedro I de Castilla, Pedro I de Portugal y Pedro IV de Aragón, el Ceremonioso. Paralelo entre estos tres Reyes y juicios que han merecido a los historiadores».

La amistad de Marcelino Menéndez Pintado con su paisano José Ramón Fernández de Luanco (Castropol 1825-1905), catedrático de química en la Universidad de Barcelona, que estaba soltero y ese curso también se hacía cargo de un sobrino suyo que iniciaba carrera, determino que Menéndez Pelayo, bajo la tutela de Luanco, se matriculase en la Facultad de Filosofía y Letras de Barcelona.



«Entre las principales fortunas de mi vida cuento el haber pasado algunos años de mi primera juventud al lado de don José Ramón Luanco, paisano y fraternal amigo de mi padre. En aquel varón excelente no vi más que sanos ejemplos, y aunque he cultivado muy distintos estudios que él, bien puedo llamarme discípulo suyo, puesto que su vasta y sólida cultura se extendía a varios ramos del saber, y muy particularmente a las letras humanas, en que no sólo podía calificársele de aficionado, sino de conocedor muy experto. Él me comunicó su afición a los libros raros, y me hizo penetrar en el campo poco explorado de nuestra bibliografía científica.» (Castropol, número extraordinario dedicado a J. R. Luanco, 10 abril 1906.)



En Barcelona, en el curso 1871-72, fue alumno de Manuel Milá y Fontanals, catedrático de Historia de la Literatura General y Española; de Antonio Bergnes de las Casas, catedrático de griego y entonces Rector; de Cayetano Vidal Valenciano, catedrático de Geografía histórica; y de Jacinto Díaz, catedrático de Literatura latina. Aunque Francisco Javier Lloréns Barba, el catedrático de Filosofía, falleció el 23 de abril de 1872 (por lo que como mucho Menéndez Pelayo pudo asistir como oyente a alguna de sus últimas clases), siempre se tuvo por discípulo de Lloréns (aunque este profesor de filosofía barcelonés no dejó más escritos que su discurso inaugural del curso 1854-55).
«Yo no soy ni he sido nunca escolástico en cuanto al método: me eduqué en una escuela muy distinta; recibí, siendo niño todavía, la influencia de la filosofía escocesa, y por ella e indirectamente algo de Kantismo, no en cuanto a las soluciones, pero sí en cuanto al procedimiento analítico. A mi maestro Lloréns le debí no una doctrina, sino una dirección crítica, dentro de la cual he vivido siempre, sin menoscabo de la fe religiosa, puesto que se trata de cuestiones lícitas y opinables.» (MPEP 11-517)
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Emilio Botín




Emilio Botín Sanz de Sautuola y García de los Ríos1, nacio en Santander, España, el uno de octubre de 1934 Fallecio en Madrid, el 10 de septiembre de 2014, fue un banquero español. Era bisnieto, nieto, sobrino, hijo, hermano y padre de banqueros. Su padre fue Emilio Botín-Sanz de Sautuola López y su tío fue Marcelino Botín Ríos, ambos presidentes del Banco de Santander. Su hermano Jaime fue presidente de Bankinter.
Estudió junto a su hermano Jaime en el colegio de la Inmaculada de Gijón, de la Compañía de Jesús. Era licenciado en Derecho por la Universidad de Valladolid y en Economía por la Universidad de Deusto. Estaba casado con Paloma O'Shea, nombrada marquesa de O'Shea en 2008 por el rey Juan Carlos I. Tenía seis hijos: Ana Patricia, Carmen, Emilio, Carolina, Paloma y Francisco Javier. Era cuñado de la periodista Covadonga O'Shea y del político Iñaki O'Shea. Residía en Somosaguas (Madrid) y, ocasionalmente, en su Santander natal.
Falleció a los 79 años el 10 de septiembre de 2014 como consecuencia de un ataque al corazón.



Fallece el presidente del Banco Santander, Emilio Botín,
El presidente del Banco Santander, Emilio Botín, ha muerto esta noche en Madrid como consecuencia de un ataque al corazón, según han informado a Europa Press en fuentes de la entidad cántabra.
El Banco Santander ha comunicado este martes el fallecimiento de su presidente Emilio Botín a los 79 años de edad. "Banco Santander lamenta comunicar el fallecimiento de su presidente, Emilio Botín", ha comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
El banquero que sublimó una dinastía y catapultó al Santander. Alcalde de Santander: La ciudad se queda huérfana de una de sus grandes figuras en la historia. Diego dice que Cantabria está de luto por la pérdida dramática de uno de sus grandes valedores. Revilla afirma que es una figura bastante insustituible y destaca su labor de mecenazgo. Díaz Tezanos: Nunca podremos olvidar que Botín llevó el nombre de Santander por todo el mundo. Más reacciones Cantabria Y en España
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El piloto de Fórmula 1 Fernando Alonso ha reaccionado a la repentina muerte del banquero Emilio Botín a través de su cuenta oficial en Twitter: "El miércoles cené con Don Emilio, planeábamos otra vuelta en bici en Singapur... Nos deja un amigo, un gran amigo".

El principal activo de cualquier empresa es su organización.






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Santander



Santander es una ciudad portuaria del norte de España, capital de Cantabria situada en la costa norte de la Península Ibérica. El municipio de Santander limita con los de Santa Cruz de Bezana y Camargo además de cerrar por el sur la bahía homónima y con el mar Cantábrico por el norte. Santander es la capital de provincia más septentrional.
Capital de la Comunidad de Cantabria, es una de las más bellas y señoriales ciudades de España. Disfruta de un entorno privilegiado ya que se asienta en una de las bahías más bonitas del mundo. Desde cualquiera de sus numerosos miradores lo comprobareis.
Radiante y cosmopolita, Santander es una atractiva ciudad con una variada oferta de naturaleza, arte y cultura, que se ofrece a un turismo exigente y de calidad.
La historia del Santander comienza el 15 de mayo de 1857, cuando la Reina Isabel II firma el Real Decreto que autoriza la constitución del Banco de Santander. Desde sus orígenes fue un banco abierto al exterior, inicialmente ligado al comercio entre el puerto de Santander, en el norte de España e Iberoamerica.
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Corvera de Toranzo




Corvera de Toranzo
es un municipio perteneciente a la comarca de Pas-Iguña que se encuentra situado en el curso medio del río Pas. Está compuesto por once pueblos: Corvera, Prases, Quintana, Borleña, Villegar, Castillo Pedroso, Esponzués, San Vicente de Toranzo, Ontaneda, Alceda y Sel de Tojo.
Limitado al este por el río Pas, a lo largo de cuyo suave relieve se asientan distintas poblaciones (San Vicente, Alceda, Ontaneda, Borleña, Corvera,...), gana altura hacia el oeste, encontrándonos localidades como Castillo-Pedroso o Sel del Tojo.
Alceda es conjunto histórico-artístico, merced al palacio de Mercadal y las casonas de Ceballos y de Villegas.
En Castillo-Pedroso, el palacio de los Ruiz de Villegas y en Borleña, la ermita de Santa Leocadia son una buena muestra del extenso patrimonio histórico-artístico del municipio. El palacio de los Ruiz de Villegas data de principios del XVIII y cuenta en su interior con una capilla decorada con hermosas pinturas. La ermita de Santa Leocadia es por su parte un interesante exponente del barroco con reminiscencias románicas (finales del siglo XIII).
La localidad de Ontaneda goza de gran prestigio por la elaboración de los dulces más típicos de Cantabria: los sobaos y las quesadas. Celebra además una pintoresca fiesta, el 4 de junio, denominada "La Moñiguera".
Los montes de Castillo-Pedroso y el parque natural de Alceda-Ontaneda constituyen dos excelentes oportunidades para el ocio.
Alceda, localidad dotada de reconocidas aguas mineromedicinales, acoge un balneario especializado en curar afecciones de la piel.
A orillas del Pas y junto al balneario, un magnífico parque nos ofrece variadas muestras de arbolado autóctono.
Su arquitectura civil, de primer orden, está compuesta por casonas y palacios de una belleza extraordinaria, como las casonas de Ceballos y Ruiz Bustamante, el palacio del marqués de Mercadal y la torre-palacio de los Rueda-Bustamante, construcciones visibles todas ellas según avanzamos por la carretera.

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Laredo


Laredo se encuentra enclavada en un lugar privilegiado de la costa oriental de Cantabria. Rodeada de montes y del Mar Cantábrico, su localización le permite disfrutar de arenales de gran belleza y calidad y de espacios naturales protegidos.
En su casco urbano, se encuentra la playa de mayor extensión de todo el litoral cántabro La Salvé (más de cuatro kilómetros) y parte del municipio, la zona de El Regatón, se encuentra dentro del Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel.
A solo unos minutos del centro de la villa, podemos recorrer una serie de rutas verdes, recorridos de entre una y tres horas a pie, que nos adentrarán paso a paso, en un Laredo diferente: pequeñas explotaciones agroganaderas que se mantienen en los alrededores del núcleo urbano; prados; pequeñas huertas familiares y casas dispersas, así como restos de un interesante patrimonio histórico y artístico.
Entre el estuario y la bahía de Santoña Treto Laredo es uno de los principales centros turísticos de la costa cantábrica. Tiene una de las playas más grandes y más bellas de la región: La Salvé, una gran playa de arena de cinco kilometros de largo.
El lugar se compone de tres zonas bien diferenciadas: el antiguo núcleo y sus alrededores en el Ensanche y la extensión de esta nueva aldea para Puntal. El núcleo antiguo está declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1970. Data de la Edad Media y aún hoy en día son los restos de las antiguas murallas de la ciudad para ver. Este distrito está formado por calles con mansiones notables desde el Siglo XV al XVIII, desde que la familia de la marquesa de Arcentales, la del Kronfeldherren, la Hoz o la de su familia Gutiérrez Rada. En la parte superior de esta zona esta la iglesia parroquial gótica de Santa María de la Asunción, en el interior de un gran retablo flamenco es visto. El segundo distrito se llama Ensanche y se extiende hasta la Plaza de Carlos V. En la actualidad es comercial, administrativo y de servicios. Y, por último pasear entre la Plaza de Carlos V y el Puntal de tres vías paralelas largas, cuyos lados son las dos playas de la ciudad. Una extraordinaria fiesta de Laredo es el último viernes de agosto aclamado Floral Batalla (Batalla de las Flores), es francamente un espectáculo de luz y de color.


Ayuntamiento de Laredo------------------------------------------

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Los Toyos

Los Tojos:

Los Tojos es un municipio de la comunidad autónoma de Cantabria (España). Está situado al sur-este de la comunidad y a unos 62 kilómetros de la capital cántabra, Santander. Se encuentra encajado en la parte alta del valle del Saja y por tanto en la comarca de Saja-Nansa. Limita al norte con Cabuérniga y Ruente, al este con Molledo y Bárcena de Pie de Concha, al oeste con Cabuérniga y la Mancomunidad Campoo-Cabuérniga y al sur con la Mancomunidad Campoo-Cabuérniga y con la Hermandad de Campoo de Suso.



Se enclava en plena Reserva Nacional del Saja (la mayor de España), donde habitan especies protegidas como el urogallo y el oso, por lo que brinda parajes de inigualable hermosura. Los Tojos está ubicado en el interior del valle de Cabuérniga y por sus tierras pasó el emperador Carlos I camino hacia Castilla, a su regreso de Flandes.
En este municipio se encuentra Bárcena Mayor, uno de los conjuntos urbanos histórico-artísticos más singulares y bellos de Cantabria. Exponente del encanto de la más típica arquitectura civil montañesa, en esta localidad se mantienen vivas múltiples tradiciones artesanas, entre las que destacan sobre todo los trabajos en madera.
La gastronomía de Los Tojos se basa en el cocido montañés, la caza mayor y los peces de sus ríos.
La apacible aldea de Bárcena Mayor representa un notable ejemplo de conservación del mundo rural de Cantabria. Fue declarada conjunto histórico-artístico en 1979.
Para visitarla es preciso estacionar el vehículo en el aparcamiento construido a la entrada, pues el paso sólo está permitido a los residentes. No obstante es de agradecer, pues pasear por sus empedradas calles observando con detalle fachadas, solanas y escudos, así como elementos bien conservados como lavaderos, cuadras, socarreñas, hornos de pan… es una experiencia difícil de olvidar.
La piedra y la madera, tan abundante y rica en la zona, se funden en una creación sobria, repleta de historia y colmada de encanto. Atravesando el pueblo y siguiendo un camino, a un kilómetro, llegamos a un área de descanso y acampada conocida como "Llano Castrillo", junto al río Argorza. Para estrechar el contacto con la naturaleza, recomendamos recorrer desde aquí el sendero de Fuente Clara (un magnífico itinerario de 15 kilómetros de longitud).

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Villacarriedo



Villacarriedo.
El territorio ocupado por el municipio de Villacarriedo carece de hallazgos arqueológicos conocidos que evidencien una ocupación prehistórica. Ni siquiera se tiene noticia de que los romanos ocupasen esta zona, ya que sus rutas principales pasaban bastante lejos de aquí.
La primera mención al valle de Carriedo de la que se tiene noticia data del año 968; aparece en la escritura de fundación del monasterio de San Martín de Aguilar de Campoo. En ella se constata que el conde Fernán González tenía posesiones en el territorio de Carrieto, que se encontraba entre los ríos Pas y Miera.
Casi en el centro geográfico del valle de Carriedo se encuentra este municipio, por el que discurre el río Pisueña. Sus primerios poblamientos se establecieron con anterioridad al año 1000 y formaron parte del señorío de los Manrique, los Castañeda y la casa de la Vega. Durante la Edad Moderna se desarrolló en Villacarriedo una importante cofradía de correos a caballo del rey.

Entre los personajes ilustres de este valle sobresale Juan Antonio Díaz de Arce, intendente general del reino de Aragón, consejero del rey y caballero de Santiago, quien mandó construir a un arquitecto italiano la más expectacular obra barroca de Cantabria, el palacio de Soñanes (s. XVIII).
En el valle de Carriedo, resaltan por su verdor hermosas laderas y praderías.
Villacarriedo, como capital del valle de Carriedo reúne la mejor dotación comercial y de servicios de la zona.
Los carredanos, como se conoce a los habitantes del lugar, disfrutan de una rica vega, siendo el prado el elemento dominante dentro de una población vegetal de alisos, robles y hayas.
En Villacarriedo se encuentra el palacio barroco de Soñanes, el ejemplo más valioso de este estilo arquitectónico en la región. Edificado en el siglo XVIII, el palacio presenta dos impresionantes fachadas, profusamente decoradas, y en su interior se guarda una monumental escalera. Todo ello dentro de una gran finca con rico arbolado. Junto al palacio, muy representativo en Villacarriedo, el colegio de los escolapios, que ha funcionado de forma ininterrumpida desde su fundación en 1746. En este centro se formaron importantes personajes de Cantabria.

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Castañeda


Castañeda es un municipio situado en la comarca costera, perteneciente al partido judicial de Santander, que está formado por las localidades de La Cueva, Pomaluengo –capital-, Socobio y Villábañez.
Está ubicado en una zona de gran belleza y encanto, que ofrece a sus visitantes un sinfín de alternativas tanto deportivas como culturales.
En su patrimonio histórico-artístico cabe reseñar que Castañeda cuenta con uno de los monumentos de más belleza e importancia de la zona: la Colegiata de Castañeda. Es una de las más bellas y destacadas iglesias románicas de Cantabria y fue declarada Monumento Nacional en 1930. Ha sido reformada en parte, pero conserva, a pesar de todo, el aspecto general de su traza románica. Cuenta con una torre prismática muy bella, de las pocas que existen en el románico de la región, y con numerosos bienes muebles de gran importancia y belleza.
También pueden visitarse la ermita de San Roque, la de San Pelayo y la ermita de San Juan, que forma parte del recinto del Palacio de Alvear, del siglo XVIII. Ésta última, a pesar de sus pequeñas dimensiones, cuenta con importantes retablos, esculturas y lienzos.
En Socobio se encuentra la colegiata de Santa Cruz, el segundo monumento más importante del románico de Cantabria, después de Santillana del Mar, que data del siglo XII y se encuentra rodeada de árboles muy notables.
En Villabáñez también podemos encontrar otro lugar de especial interés, la casona y capilla de los Alvear –hoy hostería de Castañeda-, que está situada en una gran finca de numerosos árboles autóctonos.


Ayuntamiento-------------------------------------------

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Hermandad de Campoo de Suso




El término de la Hermandad de Campoo de Suso es el resultado de la suma de los 16 concejos de la antigua Hermandad del mismo nombre, una de las de la Merindad de Campoo, más los cinco del Marquesado de Argüeso.
Aunque en la comarca de Campoo no se han encontrado indicios que atestigüen la ocupación humana en el Paleolítico Superior, sí se ha constatado un conjunto megalítico que se podría datar en el último tercio del IV milenio a. C. Situado en el lugar denominado ‘Los Lagos’, por la sierra de Híjar, a 1.730 m sobre el nivel del mar, se han localizado dos cámaras funerarias y dos menhires, consideradas las primeras manifestaciones de una economía productora, probablemente basada en algún tipo de ganadería trashumante. También se ha descubierto una ‘estructura tumular’ en Soto, en el lugar conocido como ‘El Oterillo’.
De la Edad del Bronce hay noticias de algunos hallazgos importantes, fundamentalmente los encontrados en la cueva de ‘Los Hornucos’ o de Suano. Los menhires de Sejos, por otra parte, y la punta de bronce que apareció en el Pico Cordel prueban la existencia de grupos pastoriles que subían hasta las más altas cumbres.
También los cántabros (siglos V-I a. C.) tuvieron aquí asiento seguro, estableciéndose en castros como los de Argüeso, Naveda, Mazandrero, etc. Fueron estas gentes las que ofrecieron la primera y más fuerte resistencia a las legiones romanas conquistadoras, aunque parece que fueron vencidos en Aracillum.
Testimonios romanos son las huellas del ramal de calzada que, de sur a norte, atravesaba el valle y que penetrando por el collado de Somahoz y pasando por Espinilla y Soto alcanzaba el puerto de Palombera, para adentrarse después en la cuenca del Saja en su camino hacia el Portus Vereasueca (San Vicente) o Portus Blendius (Suances).


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San Vicente de la Barquera:




San Vicente de la Barquera reune todos atractivos de la España Cantabra: un importante patrimonio monumental, de gran importancia histórica, un medio natural de reconocida gastronomía y una profunda tradición popular que se refleja en sus diversas manifestaciones festivas y artísticas.
Su puerto pesquero, dondeha evolucionado el desarrollo de esta villa continúa siendo uno de los mas importantes de la región. El turismo y los servicios son en la actualidad la principal actividad económica del municipio, reuniendo una amplia y atractiva oferta para los visitantes.
San Vicente de la Barquera se encuentra en pleno corazón del Parque Natural de Oyambre, un espacio natural protegido de gran valor ecológico integrado por rías, acantilados, playas, dunas, praderías y bosques que albergan una fauna y flora de gran importancia en la cordillera Cantabrica.
Estos valores naturales han permanecido prácticamente invariables a lo largo de la historia en la que San Vicente de la Barquera ha sido protagonista ya desde la época romana. Sin embargo la villa vivió su mayor esplendor durante la edad media, tras la concesión del fuero por Alfonso VIII, época en la que sus hombres protagonizaron importantes hazañas marineras en la reconquista de ciudades andaluzas o en las expediciones a Terranova.
San Vicente de la Barquera fue un importante paso de Camino de Santiago en la ruta costera. Fruto de ese pasado la villa y sus pueblos cuentan con un destacado patrimonio monumental declarado como Conjunto Histórico Artístico.
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Santoña



Santoña es una villa que se encuentra en la zona oriental de Cantabria,a unos 48 kilómetros de Santander. En la misma orientación que se encuentran el puerto pesquero y la nueva sección de puerto deportivo junto a las Marismas de Santoña, constituyente de una Reserva Natural. La tradición salazonera llega gracias al asentamiento de una colonia de productores italianos en el siglo XIX.

La historia de Santoña siempre ha estado estrechamente relacionada con el mar. Su puerto fue el primero de Cantabria en la conserva de pescado. La industria se basa principalmente en el atún y las anchoas famosas de aceite de oliva.
Santoña se puede dividir en dos zonas: el centro en el plano y la zona montañosa de Brusco y Buciero. La historia de la ciudad está conectada con el monasterio de Santa María del Puerto, que más tarde se convirtió en la iglesia románica de Santa María del Puerto. Fue construido entre los siglos XV Y XVII, Al igual que las casas del retablo de San Bartolomé, y las pinturas flamencas . Igualmente importantes son los fuertes militares alrededor de la montaña Buciero que demuestran la importancia estratégica del puerto. Condiciones razonables son las fortalezas de San Martín, San Carlos y Mazo, que también se llama fortaleza Napoleón.



Desde el jueves 1 de mayo hasta el domingo 4 de mayo se llevo cabo la XV Feria de la anchoa y conserva. Las mejores conservas del mar Cantábrico se podrán encontrar en la villa marinera de Santoña, aunque el mayor protagonismo de la feria se lo llevará la anchoa.



Si algo identifica la gastronomía cántabra son sus ricas anchoas. En salazón, ahumadas o en aceite de oliva están presentes a diario en nuestras mesas.
Con un chorrito de aceite, con pimientos rojos asados de Isla, con quesos frescos de Cantabria, en ensalada o con aguacate, todo un sin fin de platos que no dejan indiferente a nadie. Este año las anchoas de Cantabria fueron protagonistas en Madrid Fusión
No todas las anchoas son iguales y distinguirlas a veces no es fácil. Una buena anchoa del mar Cantábrico se diferencia del resto: por su color marrón – rosáceo, por su olor, por su sabor ligeramente salado. Pero es esa textura que adquiere el filete de anchoa de “carne tiesa masticable”, después del cuidado proceso de elaboración lo que la diferencia del resto.
Quince conserveras localizadas en la región se unen en una iniciativa privada para la constitución de un sello de calidad: “Santoña”, que garantiza al consumidor la compra de una anchoa de la variedad Engraulis Encrasicholus, sometida a un proceso de limpieza riguroso y tradicional en Cantabria.







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Universidad de Cantabria




El 18 agosto de 1972 se promulgó el decreto que permitió la creación de la Universidad de Santander, germen de lo que, trece años más tarde, pasaría a denominarse Universidad de Cantabria. El acuerdo culminó un lento proceso que comenzó a manifestarse en los primeros años del siglo XIX, a iniciativa de las entidades locales y provinciales de la región.

La Junta de Comercio asumió en 1829 la responsabilidad docente que hasta la fecha ejercía el Consulado del Mar, creando las Escuelas de Comercio y Náutica. Nueve años más tarde, el Ayuntamiento y la Diputación colaboraron para propiciar la creación del Instituto Cántabro de Enseñanza Media, "universidad de segundo orden" que catalizaría los estudios que posteriormente cuajaron en las Escuelas de Grado Medio.

El ascenso de rango de diversos centros docentes se produjo en la segunda fase de la Restauración (siglo XX). En 1901 se creó la Escuela de Industrias; la Escuela Normal de Maestros inició su andadura en 1915; y en 1929 se fundó la Escuela de Enfermeras del Hospital Valdecilla.


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Cantabria:

Cantabria:
Cantabria es una región histórica y comunidad autónoma uniprovincial española. Limita al este con el País Vasco (provincia de Vizcaya), al sur con Castilla y León (provincias de León, Palencia y Burgos), al oeste con el Principado de Asturias y al norte con el mar Cantábrico. La ciudad de Santander es su capital y localidad más poblada.
Sus primeras referencias datan del año 195 a. C., momento en que el escritor romano Catón el Viejo habla en su obra Orígenes del nacimiento del río Ebro en el país de los cántabros.



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Cantabria (102 Municipios)



Desde hace muchos años Editorial Cantabria-El Diario Montañés ha afrontado una serie de proyectos editoriales que han tenido una excelente acogida y que han efectuado una valiosa aportación al panorama bibliográfico regional. En esta ocasión se ha planteado un reto ciertamente ambicioso e ilusionante: recoger en una obra de dos volúmenes el pasado y el presente de los 102 municipios que conforman la realidad autonómica de una región llamada desde hace siglos Cantabria y que desde 1982 es una de las 17 comunidades autónomas que integran el Estado español.
Esta obra se ha planteado como un ejercicio de síntesis con el que se pretenden aproximar de un modo didáctico, atractivo y riguroso diferentes aspectos de cada unidad municipal, los cuales deben ayudar al lector a ubicar en las coordenadas exactas un perfil tallado en cada localidad, en cada villa, en cada pueblo, en cada aldea... por el paso de los siglos.
Aunque cada uno de los 102 ayuntamientos responde a unas caractertísticas peculiares y presenta un panorama cultural, natural y socioeconómico vinculado a una trayectoria dispar, se ha pretendido dotar a la obra de una homogeneidad imprescindible que permita al lector captar paralelismos y diferencias. Además, en la medida en que cada entidad territorial proyecta una diversidad de matices, se ha articulado en cada caso un desarrollo adecuado, aún conscientes de que cada municipio en sí mismo puede ser objeto de una monografía.


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Manuel Preciado Rebolledo




Manuel Preciado Rebolledo (El Astillero, Cantabria, España, 28 de agosto de 1957 – Mareny de Barraquetes, Valencia, España, 6 de junio de 2012), conocido como Manolo Preciado, fue un futbolista y entrenador de fútbol español. Como jugador, llegó a competir en Primera División con el Real Racing Club de Santander, aunque desarrolló la mayor parte de su carrera en categorías más bajas. Durante su etapa como técnico consiguió cinco ascensos, dos de ellos a Primera, siendo el último el logrado con el Real Sporting de Gijón en la temporada 2007/08. Falleció el 6 de junio de 2012 a causa de un infarto, el mismo día en que había pactado un contrato con el Villarreal C. F. para dirigirlo durante la campaña 2012/13.
Se formó en los filiales del Real Racing Club de Santander, equipo con el que debutó en Primera División el día 5 de abril de 1978 durante un encuentro ante la U. D. Salamanca disputado en el estadio Helmántico en el que sustituyó a Portu. Con el Racing, sufrió un descenso y disfrutó de un ascenso antes de cambiar de equipo para militar dos temporadas en el Linares C. F., una en el R. C. D. Mallorca, otra con el Deportivo Alavés, cuatro en las filas del C. D. Ourense y acabar su carrera como futbolista en la R. S. Gimnástica de Torrelavega, equipo al que, posteriormente, también entrenó.

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Restaurante La Cecilia



En los bajos de una casona de finales del siglo XIX de la santanderina calle de Pedro San Martín, en la zona de Cuatro Caminos, se encontraba el Restaurante la Cecilia, que desde comienzos del año 1998 ha intentado preparar las más ricas recetas, seleccionando los mejores y más frescos productos para que sus platos le sepan a gloria.
La decoración del establecimiento es entre neoclásica y postmoderna, conjugando materiales como piedra, madera y ladrillo con otros como hierro oxidado, vidrio y cobre, y la magnífica iluminación hace más acogedor el local. La capacidad del Restaurante La Cecilia era de 82 comensales, que disfrutarán de un comedor con grandes cristaleras y un bar con pinchos y cazuelitas.


Entre los servicios que ofrece el Restaurante La Cecilia están el aire acondicionado, una rampa de acceso para minusválidos y su cercanía a dos parkings, que se encuentran a escasos 100 metros del establecimiento.

Las especialidades de la cocina del Restaurante La Cecilia, que en 2007 se proclamó ganador del concurso regional gastronócimo en preparación de rabas (calamares a la romana), son los caprichos de solomillo y la ensalada del bosque, que se sirven con una cuidada decoración y presentación en los platos. Por otro lado, el establecimiento oferta un menú del día que incluye tres primeros y segundos platos (que rotan todos los días), postre, bebida, vino con denominación de origen y pan artesano, un menú nocturno de degustación de lunes a jueves y un menú especial los sábados.


Aire acondicionado
2 Parkings a menos de 100 m.
Rampa acceso a minusválidos
Posee Red WIFI en todo el establecimiento (gratuito)
Ganadores 2007 del 2º Concurso Regional Gastronómico en preparación de Rabas (Calamares a la romana)

En la actualidad este Restaurante esta cerrado.

Últimos precios dedicados a la crisis:
En la última época los  menus  estaban a 13 euros con el cafe, el de noche y festivos a 15 euros y tenian una oferta de "come todo lo que quieras" por 12,90.
la bebida aparte.










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Asi Canta Cantabria




JULIÁN REVUELTA 'EL MALVÍS DE TANOS'
«Si tuviera los estudios de Carreras hubiera cantado mejor que él»

Fecha de nacimiento: 19 de enero de 1949. Lugar: Tanos, barrio de Torrelavega. Estado civil: Casado. Dos hijas (32 y 30 años). Trabajo: Empresa concesionaria de automóviles. Premios: Ganador en el Concurso de Cante de Reinosa (1974 y 1975); Concurso de la Romería del Faro; Concurso de la Patrona de de Torrelavega; Concurso de la Canción Popular (2001, como solista y 2002 con la Ronda Los Avellanos). Éstos son algunos de sus numerosos galardones. Discos: 23 grabaciones como solista o en colectivos. Destacan sus más recientes grabaciones 'Canciones purriegas', Canciones pasiegas' y 'Así canta el Malvís', éste último grabado en 2004 en el Palacio de Festivales con más de 200 invitados. Actuaciones fuera de Cantabria: En los centros regionales de Cantabria de toda España (Madrid, Barcelona, Sevilla., Cádiz, Tenerife, Palma de Mallorca, etc.). En México (cuatro veces), en La Habana, y en octubre de 1992 como solista de la Agrupación de Danzas Virgen de las Nieves actuó en Newark (capital de Nueva Jersey) y desfiló por la Quinta Avenida de Nueva York con motivo del 500 aniversario de la Hispanidad y cantó en varias paradas. Televisión: 'Directísimo' de José María Iñigo, 'Conozca usted España', 'Gente joven' (todos en TVE) y recientemente en la Televisión Galega (TVG) en un homenaje a David Bustamante.

Interpretó en un desfile en la Quinta Avenida de Nueva York 'No hay pueblo como mi pueblo'

Reconoce que podría haber llegado más alto si se hubiera cuidado, «pero ya se me pasó el arroz» Forma parte del imaginario sentimental de Cantabria. Su barba recortada, su flequillo ondulado, su mirada segura, su fajín rojo, su chaleco, su camisa blanca y su inseparable 'palu' representan una forma de estar en el escenario. Pero sin el magma de voz que sale de su garganta, tres octavas, no sería una leyenda viva del folclore. Como un tenor de la canción montañesa, a Julián Revuelta le pusieron el nombre artístico de 'El Malvís de Tanos' en el Concurso de Cante de Reinosa en 1974. Interpretó una canción compuesta por él 'Canto al malvís', un ave del grupo de tordos de plumaje verde intenso. Julián Revuelta (59 años) nació en el Paseo Fernández Vallejo de Tanos, frente al actual bar Pozueta, y puede presumir de haber cantado en la Quinta Avenida de Nueva York 'No hay pueblo como mi pueblo'.



Fuente:El Diario Montañes. Ver Mas.......................



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las entrañas de la Tierra


Bienvenidos a EL SOPLAO
Resuena la llamada de las piedras sin que puedas obviar su melodía, que como un dulce canto de sirena, que escuchas confiado cada día te lleva a las entrañas de la Tierra.
Y entras en ese mundo de silencio, de eterno gotear y filtraciones, de barro frío y húmedos tropiezos, de cálidas y dulces emociones.
Y poco a poco sigues tu destino buscando a cada paso recompensa. Caminas por miles de laberintos pensando en mi calor y tu tormenta.
Y mientras te construyes tu camino vagando por tu mundo de penumbra, te llegan mil recuerdos suspendidos del más fino cordel de la cordura.
Y mientras el esfuerzo te consume, midiendo a cada paso tu constancia, sientes el fuerte lazo que te une al tremendo vacío que te llama.
Pero ahí está, por fin, tu recompensa en medio de una bóveda escondida, que sirve como premio del cansancio y sirve de consuelo a la fatiga.
La Roca que disuelta en filtraciones, y que en algún lugar se deposita, ha querido dejarnos formaciones creadas gota a gota día a día.
Nacieron al principio de los Tiempos, cuando el tiempo tenía otra medida, y hoy las conocemos por su nombre, y hoy las llamamos Estalactitas.
Viejos pétreos gigantes, silenciosos, compuestos todos ellos por mitades, tratando de alcanzarse los dos trozos en un esfuerzo tierno, lento y suave.
Entonces tu camino tiene nombre, un nombre que se prende en tu garganta, el nombre del regalo que te ofrece la Madre Tierra desde sus entrañas.
Así El Soplao es un nombre de aliento, aquel que has invertido en el camino. Así El Soplao lleva el nombre del viento que cuentan los ancianos que formaba las piedras que no caen en el olvido.
Y luego vuelves a la luz del día cargado de experiencias y nostalgia, pero mi recompensa va metida en las robustas botas que te calzas.
El nombre que se prende en tu garganta
Valentina Siegfried Villar

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Cuevas en Cantabria


CUEVAS PREHISTÓRICAS DE CANTABRIA
UN PATRIMONIO MUNDIAL

El pasado 8 de julio la UNESCO, en su 32ª reunión del Comité del Patrimonio Mundial celebrado en Québec (Canadá), inscribió en la Lista del Patrimonio Mundial 9 cuevas cántabras con arte paleolítico (30.000-10.000 años a.C.). Las cavidades (cuevas de El Castillo, Las Monedas, Las Chimeneas, La Pasiega, La Garma, Covalanas, El Pendo, Hornos de la Peña y Chufín) se suman al selecto grupo de 40 sitios españoles declarados Patrimonio Mundial, entre los que destacan conjuntos arqueológicos como Atapuerca y Altamira.
La propuesta, coordinada desde la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno de Cantabria y presentada a través del Ministerio de Cultura conjuntamente con el Principado de Asturias y el Gobierno Vasco, se denomina El arte rupestre paleolítico de la Cornisa Cantábrica y supone una extensión de la candidatura de Altamira presentada y aprobada en 1985. La propuesta integra, además, otros conjuntos asturianos y vascos (Tito Bustillo, La Peña de Candamo, Llonín, Covaciella y El Pindal en Asturias, y Ekain, Altxerri y Santimamiñe en el País Vasco.

Un testimonio excepcional de las primeras mentes creativas
El arte rupestre paleolítico es una de las manifestaciones culturales más relevantes de la historia de la Humanidad. Además de por sus cualidades propiamente estéticas, desde un punto de vista histórico la importancia de este fenómeno deriva de su carácter representativo de una etapa crucial en la evolución humana: la aparición del Homo Sapiens. Es por ello que estamos ante un bien cultural de primer orden, una auténtica obra maestra del genio creador humano, que a su gran calidad artística se une su naturaleza de testimonio excepcional de la historia de la civilización, dado que es la primera manifestación artística de la especie humana. Posee, así pues, un valor y significado universales, estrechamente vinculados con la evolución de la cultura y la sociedad.
Estos valores, ya reconocidos desde 1985 para la cueva de Altamira, se aplican a otros conjuntos de arte rupestre paleolítico localizados en la Cornisa Cantábrica, que, como El Castillo, Las Chimeneas, La Pasiega, Las Monedas, La Garma, Covalanas, El Pendo, Chufín y Hornos de la Peña en Cantabria, Tito Bustillo, La Peña de Candamo, Llonín, Covaciella y El Pindal en Asturias, y Ekain, Altxerri y Santimamiñe en el País Vasco, reúnen condiciones de excelencia parangonable con las de la cueva de Vispieres.
Por el número y densidad de cavernas decoradas -que se preservan en un excelente estado de conservación-, por el rico repertorio iconográfico en ellas contenido, por la diversidad de técnicas y estilos documentados, por la remota antigüedad del ciclo artístico desarrollado y por su milenaria perduración, la Cornisa Cantábrica se erige en un centro fundamental de la creatividad humana en el ámbito de la historia universal: uno de los lugares en que tuvo lugar el nacimiento del Arte.


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Marcelino Menéndez Pelayo


Marcelino Menéndez Pelayo
1856-1912
Catedrático español, principal estudioso y refundidor, durante el siglo XIX, de la historia y la bibliografía literaria española e hispánica, convertido, años después de su fallecimiento, en adalid ideológico de quienes, desde la ortodoxia católica, añoraban una España monárquica cercana al Antiguo Régimen. Nació en Santander el 3 de noviembre de 1856, hijo de Marcelino Menéndez Pintado (Castropol 1823), catedrático de matemáticas elementales del Instituto Cantábrico de Santander, y de Jesusa Pelayo España (Santander 1824). Al año siguiente de su fallecimiento en 1912, el famoso fisiólogo José Gómez Ocaña (1860-1919), en su Estudio biográfico de cinco sabios españoles (Madrid 1913), inmerso en las preocupaciones raciales y antropológicas de la época, aseguraba nada menos que don Marcelino fue «un celta subbraquicéfalo, con índice cefálico entre 81,49 y 81,78».

A los seis años comenzó a asistir a una escuela de Santander, llamando pronto la atención su memoria prodigiosa (facultad que luego sería exagerada por algunos admiradores apologetas, que llegaron a sostener que, sin haber terminado de cursar las primeras letras, un mes después de haber leído El Quijote fue capaz de repetir de memoria los seis primeros capítulos...). En septiembre de 1866, con diez años, ingresó en el Instituto Cantábrico para estudiar los cinco cursos del bachillerato. Durante los dos primeros sólo se estudiaba entonces Latín y Castellano, Doctrina Cristiana e Historia Sagrada: «Estudié la segunda enseñanza en el Instituto de Santander, y tuve la fortuna de tropezar con un buen profesor de latín, humanista de verdad. Se llama D. Francisco María Ganuza, y vive aún, aunque jubilado y muy caduco» (escribe en 1893 a Clarín, MPEP 12-414). La precocidad de Menéndez Pelayo fue conocida por todo Santander en junio de 1868, cuando aquel niño de once años respondió al día siguiente al problema histórico planteado por el periódico La Abeja Montañes.

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Etnografia tradiciones y constumbres.

Cantabria pertenece al conjunto de comunidades del norte de España y más concretamente de la costa y cordillera cantábricas, que, pese a las diferencias regionales, forman una unidad cultural, que hunde sus raíces en la época prerromana. A este respecto es altamente significativa la conocida frase del geógrafo griego Estrabón, que, escribiendo en el siglo I, dice: «Así viven estos montañeses, que, como dije, son los que habitan el lado septentrional de Iberia, es decir, los Callaicos, los Astures, los Cántabros y hasta los Vascones y el Pirineo, todos los cuales tienen el mismo modo de vivir» (III, 4, 7).
No obstante, dentro de todo el conjunto, Cantabria posee una indudable personalidad etnográfica, que la distingue por el este y el oeste de vascos y asturianos, así como naturalmente de los habitantes de la Tierra de Campos por el sur. A su vez, para comprender más a fondo la estructura cultural de Cantabria es necesario hacer hincapié en la naturaleza de su territorio, dividido en valles, más o menos aislados entre sí. Esto conforma una muy marcada división comarcal interna, imprescindible para poder entender el conjunto de las tradiciones y costumbres regionales.
Por lo que se refiere a la habitación, existen en Cantabria dos tipos de poblamiento: el concentrado, formando núcleos de casas en torno a la iglesia, más bien propio de las comarcas centrales y occidentales, y el disperso, que se da preferentemente en la zona oriental y de manera especial en la comarca pasiega, es decir, en las cabeceras del Pas y del Miera. Quizás una de las peculiaridades de nuestra región sea su característico modelo de vivienda, muy definido, con tejado a dos aguas y fachada principal en una de las caídas. En ella es muy frecuente la solana o balcón corrido, amparado bajo el alero, ambos de madera, adornados de espléndidas tallas. Este modelo, que tiene variantes, ha dado origen a la típica ‘casona montañesa’, uno de cuyos elementos es la portalada, por lo general timbrada con escudo de armas, la cual da acceso a la corralada. Pero existen también otros modelos de casa en determinadas comarcas, siendo característica y singular la llamada ‘cabaña pasiega’, con la fachada principal en el hastial.
Respecto a los complejos agrícola, pastoril, recolector, marinero y artesanal, existen igualmente numerosas perculiaridades propias de la región, aunque en líneas generales sus formas no difieren en exceso de lo que es común a las otras regiones del norte. Cabe señalar como muy característico un modelo peculiar de carro chillón, con su yugo típico, así como el empleo de la basna. Sobresale esta región cántabra también por la maestría de sus artesanos en el tallado de objetos y aperos de labranza, realizado frecuentemente con un verdadero gusto artístico, como, por ejemplo, en el caso de las albarcas y de las colodras.
En la cultura no material (espiritual) es quizá donde especialmente destaca la singularidad de Cantabria. Además de creencias, mitos y supersticiones propias, hay que notar la amplia diversificación de la rica literatura oral, con cuentos, leyendas, romances, trovas, refranes, adivinanzas y oraciones. Pero, sobre todo, cabe señalar el mundo de la música en todas sus variadas formas: cantos de cuna, canciones infantiles, cantares de ronda, tonadas, picayos, marzas, etc., muchas de las cuales van acompañadas de bailes y danzas, destacando en aquéllos las modalidades ‘a lo alto’ y ‘a lo bajo’, y entre éstas la famosa ‘Baila de Ibio’.
Es inútil intentar resumir en tan pocas líneas un tema tan amplio. Queden siquiera aquí estas alusiones a lo más característico de la etnografía y folclore de Cantabria, y la recomendación al lector para que acuda a la extensa bibliografía afortunadamente existente al respecto.
Joaquín González Echegaray
Historiador
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Municipios Cantabros.


Reinosa

El término municipal de Reinosa es uno de los más pequeños de España, con una superficie de 4,12 Km2, que se corresponden prácticamente con la extensión de su casco urbano. Se ubica en el centro geográfico del valle de Campóo, en la confluencia de los principales ríos del valle (Ebro, Híjar e Izarilla) y de las principales vías de comunicación que cruzan el territorio.
La altura de Reinosa es aproximadamente la media de la zona Campóo / Los Valles con 850 metros. El clima acusa muchos rasgos de la continentalidad climática típica de la meseta castellana (mayor insolación y contrastes térmicos que lo normal en el resto de Cantabria) pero matizados con alguna influencia del clima atlántico y de montaña especialmente en el régimen de precipitaciones, pues, no obstante, la divisoria con la vertiente cantábrica está muy cercana, a menos de un kilómetro en la zona de Cañeda. Reinosa es la capital y principal localidad de la comarca de Campóo. Importante núcleo urbano y cultural se encuentra perfectamente comunicado con toda Cantabria. Está ubicado a 75 Km. de Santander y muy próximo a la estación de Esquí de Brañavieja, el pantano del Ebro o las ruinas romanas de Julióbriga. Así mismo es reseñable la colegiata de Cervatos con sus canecillos eróticos. Corrales de buelna no queda lejos, unos 40 kilómetros, y se accede tras cruzar las hoces.

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Santander

Capital de la Comunidad de Cantabria, es una de las más bellas y señoriales ciudades de España. Disfruta de un entorno privilegiado ya que se asienta en una de las bahías más bonitas del mundo. Desde cualquiera de sus numerosos miradores lo comprobareis.
Radiante y cosmopolita, Santander es una atractiva ciudad con una variada oferta de naturaleza, arte y cultura, que se ofrece a un turismo exigente y de calidad.

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Corvera de Toranzo

Corvera de Toranzo es un municipio perteneciente a la comarca de Pas-Iguña que se encuentra situado en el curso medio del río Pas. Está compuesto por once pueblos: Corvera, Prases, Quintana, Borleña, Villegar, Castillo Pedroso, Esponzués, San Vicente de Toranzo, Ontaneda, Alceda y Sel de Tojo

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Los Tojos

5.Villacarriedo

6.Castañeda

7.San Vicente de la Barquera

8.Hermandad de Campoo de Suso

9.Laredo

10.Potes

11.Ruente

12.Ribamontán al Mar

13.Cabuérniga

14.Los Corrales de Buelna

15.Alfoz de Lloredo

16.Comillas

17.Valdeolea

18.San Miguel de Aguayo

19.Valdeprado del Río
)
20.Cabezón de la Sal
)
21.Castro Urdiales

22.Arenas de Iguña

23.Tudanca

24.Mazcuerras

25.Piélagos

26.Campoo de Yuso

27.Valderredible

28.El Astillero

29.Molledo

30.Santa María de Cayón

31.Valdáliga

32.Pesquera

33.Cabezón de Liébana

34.Santiurde de Reinosa

35.Cieza


36.Bárcena de Pie de Concha

37.Udías

38.Entrambasaguas

39.Guriezo

40.Santiurde de Toranzo

41.Cillorigo de Liébana

42.Villafufre

43.Campoo de Enmedio

44.Anievas

45.Liérganes

46.Arnuero

47.Villaescusa

48.Santa Cruz de Bezana

49.Polanco

50.Saro

51.Miengo

52.Rionansa

53.Pesaguero

54.Ribamontán al Monte

55.Las Rozas de Valdearroyo

56.Ramales de la Victoria

57.Miera

58.Luena

59.Noja

60.Argoños

61.Meruelo

62.Polaciones

63.Santoña

64.San Felices de Buelna

65.Liendo

66.Torrelavega

67.Riotuerto

68.Peñarrubia

69.Soba

70.Escalante

71.Ruiloba

72.Herrerías

73.Vega de Liébana

74.Puente Viesgo

75.Lamasón

76.Vega de Pas

77.Suances

78.Ampuero

79.Arredondo

80.Tresviso

81.Val de San Vicente

82.Camaleño

83.San Roque de Riomiera

84.Santillana del Mar

85.San Pedro del Romeral

86.Valle de Villaverde

87.Voto

88.Reocín

89.Hazas de Cesto

90.Limpias

91.Ruesga

92.Rasines

93.Selaya

94.Medio Cudeyo

95.Camargo

96.Cartes

97.Penagos

98.Bárcena de Cicero

99.Bareyo

100.Solórzano

101.Colindres

102.Marina de Cudeyo
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Naturaleza y Espacios Protegidos

En distintos puntos de Cantabria podemos tener una visualización, por un lado, del tono azul del mar chocando con un litoral de arenales y rías con sus marismas, rodeadas por verdes praderías; y, por otro, bosques: unos de hojas verde oscuras, otros sin ellas, más arboledas geométricas que denuncian plantaciones. Todo ello bajo el telón de fondo invernal nevado de la alta montaña en el horizonte.
Resulta que el paisaje regional está diversificado en variadas unidades ecológicas, consecuencia primera del contacto marino con la Cordillera Cantábrica. Los tipos de rocas y la distinta química de los suelos que provocan, así como la acción humana, han contribuido a los ecosistemas actuales. Así podemos localizar los siguientes:
- Praderas sumergidas marinas de algas de distintos colores, indicadores de distintas posibilidades de captación de luz, y de fanerógamas marinas, como las hierbas zosteras.
- Marismas en los estuarios de ríos, donde la vegetación adaptada a la salinidad y los invertebrados soportan en la cima de la pirámide alimenticia a diversas especies de aves, algunas con numerosas poblaciones.
- Ecosistemas de dunas y acantilados marinos.
- Encinares cantábricos asentados en sustratos calcáreos con matorrales de especies mediterráneas como acebuches y lentiscos, como recuerdo de periodos más secos.
- Bosques caducifolios definidos por las condiciones climáticas y bosques de ribera. La humedad permanente en algunos puntos, sobre todo del llamado ‘piso montano’, posibilita la formación de turberas, cuyos brezos, droseras insectívoras, algodones de pantano y, sobre todo, los esponjosos musgos esfagnos, propician la formación de turba.
- Alcornocales en zonas relativamente bajas y sobre rocas ácidas de Liébana.
- Matorrales ‘subalpinos’ de brecinas y enebros con ráspanos o arándanos en Alto Campoo, o bien de los espinosas enabios de Picos de Europa, una especie de genista de la zona occidental.
- Prados ‘alpinos’ largo tiempo cubiertos por la nieve y plantas de roca de alta montaña.
- Encinares mesetarios y quejigales, que forman los bosques meridionales, a los que acompañan matorrales espinosos de aulagas, espireas y agracejos, e incluso ejemplares de sabina negral en el desfiladero del Ebro, bajo el vuelo de los blanquinegros alimoches.
Las praderías siempre verdes de hierbas vivaces que dominan gran parte de la región se han establecido en terrenos del potencial bosque de robles y hayas que ha sido sustituido. A veces, los brezales con tojos o escajos se instalan en muchos puntos como un incómodo ‘monte bajo’.
Repoblaciones de eucaliptos y coníferas como pinos y alerces también tienen su extensión. Algunas repoblaciones pueden ser espacios protegidos, caso del Parque Natural de Liencres, con un pinar de pino marítimo en sus dunas, o el Monumento Natural de las sequoyas siempreverdes de Cabezón de la Sal. Pero, evidentemente, los espacios protegidos se sitúan donde predomina lo autóctono. Otras figuras de protección incluyen otros parques naturales, además del Parque Nacional de Picos, los Lugares de Interés Comunitario (LIC) y las Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA), pudiendo coincidir distintas catalogaciones en un mismo lugar.
Las setas y la fauna se acoplan a la cubierta vegetal. Las aves aprovechan sus habitats preferidos, unas trescientas especies se han observado en la región. Podemos destacar la singular buitrera de Oriñón sobre el propio mar. Además, las rutas migratorias propician la llegada de especies viajeras a lugares de alimentación importantes como son las marismas costeras, sobre todo para las que viven del marisqueo y la pesca.
Gonzalo Valdeolivas Bartolomé
Catedrático de Biología y Geología
I.E.S. Ría del Carmen, Camargo
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Territorio economia y población.

¿Población, economía y territorio? ¿Territorio, economía y población?... ¿Qué orden puede proponerse a estostres factores para entender la actual realidad geográfica de Cantabria? Sin duda alguna, el segundo orden de factores ayuda a entender ésta mejor que el primero. En efecto, el factor territorial es la clave en la reconstrucción de la historia económica, social y demográfica de la región. Tal vez en ningún área como en la región cantábrica este factor haya tenido –siga teniendo actualmente y llegue a tener en el futuro– tanto peso e importancia.
En el caso de Cantabria, el territorio ha condicionado históricamente el poblamiento, las comunicaciones, el desarrollo económico y la propia dinámica demográfica. El territorio es a la vez factor limitante y factor potenciador, dependiendo del momento histórico, del ciclo económico, de los cambios sociales y culturales. Actualmente se hace necesario traerlo al primer plano. El territorio importa, e importará cada vez más, como soporte de actividades, pero también como recurso –recurso escaso– y como patrimonio a proteger y preservar. En el caso de Cantabria, el territorio es singular, diverso, heterogéneo... pero a la vez frágil; de ahí la urgente necesidad de evaluarlo, de protegerlo y de preservarlo para las generaciones futuras.
El segundo de los factores que hay que considerar es el económico. La economía de Cantabria, a lo largo de los últimos dos siglos, ha experimentado profundos cambios, ha conocido diferentes ciclos. La actividad económica ha dejado su huella en el paisaje de la región. Éste, cual si de un palimpsesto medieval se tratase, ha sido escrito y rescrito en cada etapa y ciclo económico hasta llegar a la forma, imagen y características actuales.
La huella de la actividad del hombre en el paisaje –en grados de mayor intensidad– es patente en todas sus comarcas y valles y a lo largo de su historia. La temprana explotación de sus recursos forestales (primero autóctonos: robles, hayas... en relación a las necesidades de la Marina española a lo largo del siglo XVII y XVIII; posteriormente, a finales del XIX y buena parte del XX, la explotación de especies de repoblación: eucaliptos y pinos, fundamentalmente, para cubrir las necesidades de la industria papelera); el desarrollo ganadero desde el siglo XIX y la extensión de la pradería a costa de los bosques; el impulso dado al comercio y la apertura de nuevas vías de comunicación (esencialmente el camino de Castilla por el valle del Besaya en el siglo XVIII); la actividad minero-industrial a lo largo del XIX y los tres primeros cuartos de siglo XX, y finalmente el desarrollo del sector terciario y singularmente la actividad turística en la comarca costera, han propiciado la concentración espacial de actividades y un proceso de urbanización sostenido –acelerado en algunos momentos de la historia reciente– que ha presentado diferentes formas y manifestaciones.
Actualmente, y desde la perspectiva geográfica, la actividad económica nos permite definir, en sucesivas aureolas territoriales, diferentes espacios económicos, en función de cuál sea el sector económico dominante: el terciario, en Santander, en las villas costeras y las cabeceras de comarca interiores; el secundario, en el valle del Besaya y en los municipios del fondo sur de la Bahía de Santander; y el primario, finalmente, en los valles interiores.
El tercer factor es el demográfico. La población siempre ha jugado el papel de variable dependiente, pero es justamente ese papel subordinado el que la convierte en indicador de primera importancia, en reflejo, en perspectiva de análisis desde el que los demás factores pueden ser abordados.
La población en Cantabria, que ha duplicado con creces sus efectivos a lo largo del pasado siglo (276.003 habitantes en 1900, 549.690 en la actualidad), puede –y debe– ser analizada desde dos enfoques complementarios: el geográfico y el demográfico.
Desde la perspectiva geográfica puede constatarse de forma nítida el cambio y la profunda transformación que ha experimentado la distribución de la población en el territorio regional. Hace una centuria, esto es, en el lapso de poco más de tres generaciones, Cantabria era una región eminentemente rural: la actividades ligadas al sector primario (explotación de recursos forestales, extracción de minerales, agricultura, horticultura y fundamentalmente ganadería) daban trabajo a uno de cada dos cántabros ocupados: actualmente, el sector ocupa tan sólo a 7 de cada 100 y sigue perdiendo peso laboral y económico tanto en términos absolutos como relativos (en 1986, lo hacía 21 de cada 100). En relación al poblamiento, 66 de cada 100 cántabros vivían, en 1900, en núcleos de menos de 1.000 habitantes; actualmente, lo hacen, tan sólo, 24 de cada 100).
La Cantabria rural jugaba en 1900 el papel de reserva demográfica: los más de mil núcleos rurales conocieron al principio del siglo XX su momento de plétora poblacional; sin embargo, a lo largo del siglo fueron perdiendo efectivos de forma incesante y sostenida: hasta mediados del siglo la emigración –crónica– que soportaba era menor que su excedente natural, por lo que su saldo demográfico era positivo. Después de 1950 se inicia y se acelera progresivamente el proceso de emigración: el saldo demográfico, entonces, se torna negativo: el número de emigrantes supera al excedente natural y se inicia y acelera el proceso de despoblación. Actualmente, aunque los flujos emigratorios se hayan frenado –o incluso invertido en algunos núcleos rurales–, el proceso de despoblación por desvitalidad demográfica, por agotamiento biológico, por envejecimiento, continúa, lo que explica que hoy en día más de tres cuartas partes del territorio regional presenten un balance natural (nacimientos menos defunciones) negativo.
La Cantabria urbana, si por tal consideramos la de los escasos núcleos de más de 2.000 habitantes, experimentó justamente el proceso contrario: inmigración incesante, rejuvenecimiento, revitalización demográfica, crecimiento poblacional. En la segunda mitad del siglo XX la región experimenta un acelerado proceso de concentración demográfica, muy selectiva espacialmente: serán únicamente la capital regional, Torrelavega, Reinosa en Campoo, las villas costeras y, en menor medida, las cabeceras de comarca o centros funcionales de los espacios rurales interiores (Potes en Liébana, Cabezón de la Sal en el valle del Saja, Ramales de la Victoria en el valle del Asón, o Selaya en el área pasiega...) los que se constituyen como únicos espacios progresivos, concentrando actualmente al 65% de la población regional.
En la última década se confirman y refuerzan procesos ya iniciados en las anteriores y se desarrollan otros nuevos, como el de la peri-urbanización, paralela al incipiente proceso de pérdida de población en los principales núcleos urbanos, o el del crecimiento demográfico de los espacios turísticos, algunos de los cuales han pasado de espacios de segunda residencia en los setenta y en los ochenta a ser residencia principal en los noventa, como es el caso de Castro Urdiales respecto al área metropolitana de Bilbao, de la que gravita y depende funcionalmente. Por otra parte, durante el último decenio asistimos, asimismo, a la desaceleración del proceso de despoblación rural en la mayor parte del territorio rural cantábro y al final del proceso de concentración demográfica y crecimiento en los polos urbanos.
Como consecuencia de los fenómenos demográficos analizados, los contrastes en cuanto al nivel de ocupación del espacio regional, que eran ya notables en 1900, se remarcarán a partir de 1950. En la actualidad los desequilibrios poblacionales en la región son fortísimos, mostrando gradientes de densidad desde los menos de 10 habitantes por km2 en los espacios interiores de montaña, a los más de 3.000 habitantes por km2 alcanzados en los municipios urbanos y periurbanos.
Además, Cantabria, como consecuencia de la movilidad interna de su población a lo largo de este siglo –y sobre todo a partir de 1950– evidencia, junto a sus marcados desequilibrios en cuanto a la distribución de su población, desequilibrios, si cabe aún más fuertes, en cuanto a sus estructuras por edad y sexo: la Cantabria central definida por el área metropolitana de Santander y el área urbana de Torrelavega, así como por la mayor parte de los municipios de la comarca costera oriental (eje Castro Urdiales-Noja), las excepciones ya señaladas de Reinosa y Enmedio y las cabeceras de comarca exhiben una estructura demográfica predominantemente joven o, para ser más precisos, adulto-joven. A esta Cantabria rejuvenecida se opone la Cantabria envejecida de los valles interiores: Liébana, el valle del Nansa, el tramo alto y medio del Saja, Campoo y los valles del sur, Soba y el Alto Asón, con las excepciones ya señaladas de Potes, Reinosa y Campoo de Enmedio, y, en menor medida, de los municipios pasiegos.
Desde la perspectiva social, Cantabria ha experimentado, asimismo, profundos cambios: la vieja sociedad rural, jornalera y campesina de hace una década, la Cantabria industrial e industriosa del obrero mixto de mediados de siglo, se ha transformado en las últimas décadas en una sociedad urbana y de clases medias.
¿Cuáles son los retos futuros de la sociedad de Cantabria en la actualidad? Sin duda, el primer reto es de carácter territorial: Cantabria ha de seguir profundizando –pero ordenando y controlando– su proceso de urbanización y promoviendo medidas decisivas que den respuestas a los notables desequilibrios y desigualdades tanto demográficos como de renta y de calidad de vida que presenta a escala interregional.
El segundo reto es de carácter demográfico: Cantabria debe afrontar el acelerado proceso de envejecimiento que la caída sostenida de la fecundidad a lo largo de las últimas décadas ha provocado y que la han llevado a que actualmente no esté asegurado –ni al 50%– el reemplazo generacional. Los efectos de la caída de la fecundidad actualmente no son, desde la perspectiva económica y social, muy negativos, pero lo serán en un futuro no tan lejano, cuando alcancen la edad de la jubilación las crecidas cohortes demográficas del desarrollismo de los sesenta.
El tercer reto es de carácter social y económico: Cantabria debe propiciar la modernización económica, social, cultural y científica (en relación al mismo, el papel de su Universidad seguirá siendo fundamental) y definir un modelo territorial apoyado en una distribución equilibrada de los equipamientos y de los servicios.
El cuarto reto se relaciona tanto con las comunicaciones interiores e interregionales (ferrocarril de alta velocidad, autovías, puertos, aeropuertos...) como con las telecomunicaciones. Las comunicaciones de transporte y las telecomunicaciones jugaron y seguirán jugando en el futuro un papel decisivo. En relación a estas últimas, el desarrollo de infraestructuras ligadas a las nuevas tecnologías de la información desarrollarán una función tan importante como las infraestructuras de transporte en los siglos XIX y XX.
El último reto de Cantabria –al fin y la postre, el definitivo y más determinante para su futuro– es que la región encuentre su lugar y función en un contexto económico, tecnológico, científico y cultural cada vez más competitivo, que ya no es sólo interregional sino global. Para ello habrá de apoyarse y potenciar en mayor medida sus principales recursos, sus principales activos: un valioso patrimonio territorial, paisajístico y cultural, una población cada día mejor formada y una demostrada capacidad de iniciativa económica y empresarial.
Pedro Reques Velasco
Profesor titular de Geografía Humana.
Universidad de Cantabria
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Patrimonio Cultural.


El patrimonio histórico y artístico del actual territorio de la Comunidad Autónoma de Cantabria ensambla un conjunto indisoluble con el paisaje desde los más remotos tiempos de sus pobladores en la Prehistoria hasta nuestros días, indisolubilidad que conlleva el equilibrio que proporciona un desarrollo sostenible del territorio. Este patrimonio se ha formado y ha evolucionado con el devenir histórico como resultado de cambios generacionales, sociales, económicos y culturales, fruto de una conjunción reflexiva entre la propia transformación cultural interna de los cántabros y de los diferentes aportes socioculturales de otros pueblos periféricos e incluso procedentes del exterior de la Península Ibérica, como romanos o árabes.
Los municipios de Cantabria poseen un rico y variado patrimonio que se enraiza, desde los más remotos tiempos de la presencia humana, en este sector central de la cornisa cantábrica, en el arte mueble lítico y rupestre del Paleolítico, cuyo buque insignia de difusión a nivel mundial es Altamira. Siguiendo una muy somera secuencia histórica en el patrimonio arqueológico de la Antigüedad, brilla con luz propia Julióbriga, que, al decir del escritor latino Plinio, poseía un rango de capitalidad entre los cántabros en tiempos del Imperio romano. El Medievo destaca, sobre todo, por el amplio y relevante patrimonio eclesiástico, con las colegiatas e iglesias de arte románico y gótico. Desde el Renacimiento a la actualidad se ha sembrado Cantabria de excelentes monumentos de arquitectura civil, donde se refleja la influencia cultural y el aporte económico de América, con los indianos con evidencias monumentales como el Palacio de Sobrellano; de Europa, como el palacio de la Magdalena; y de España, como El Capricho de Gaudí.
Cantabria posee, junto a monumentos emblemáticos del patrimonio arquitectónico como los citados, artistas y arquitectos ilustres que han legado obras dentro y fuera de la región. Existen otros valores patrimoniales que, a lo largo de la historia, han dado singularidad y pluralidad a sus comarcas y valles naturales desde el litoral hasta el interior profundo de Valderredible o del aislado conjunto de los valles lebaniegos de Cabezón, Vega y Camaleño. Edificaciones tradicionales y distintas formas de ocupación humana del hábitat ponen de manifiesto la existencia de una entidad regional, comarcal y local a lo largo de la historia. Castros cántabros en gran medida ocultos en el subsuelo de toda la región, iglesias rupestres del mediodía, cabañas pasiegas, molinos, ferrerías, casas rurales con sus solanas y características propias en cada valle o comarca, escudos diseminados por los distintos núcleos de población como exponente de la hidalguía y de la riqueza heráldica, calzadas y senderos naturales en el litoral, valles medios y montañas, todos en conjunto, jalonan y motean el espacio territorial de Cantabria, dejando un sello evidente del valor de su patrimonio y conformando un equilibrio con la naturaleza y paisaje que debemos preservar en el futuro.
Todo el conjunto patrimonial de los municipios de Cantabria proporciona un espectáculo visual de tesoros artísticos de un valor incuestionable que evidencia un camino y un destino del arte y la historia de Cantabria desde los grandes monumentos a los tradicionales productos artesanales de las gentes del mar y del interior que identifican el patrimonio de la región.
Escribía el dramaturgo y polígrafo alemán Goethe que «sólo vemos lo que conocemos». Esta nueva publicación, Municipios de Cantabria, ha de servirnos para conocer mejor nuestro patrimonio, el cual debemos valorar, preservar y restaurar, si es necesario, para apostar por un presente y un futuro más humano para todos.
José Manuel Iglesias Gil
Catedrático de Historia Antigua
Universidad de Cantabria
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La región y sus ayuntamientos.

Desde la Alta Edad Media, las más antiguas referencias que sobre el territorio de Cantabria han llegado hasta nosotros ponen de manifiesto que el solar de la región estaba entonces articulado en diversas comarcas naturales, en buena medida superponibles a las viejas divisiones tribales de los tiempos cántabros y romanos: Liébana, Allega, Caornega, Olma, Egunna, Campo Pau, Val de Ripa Hibre, Trasmiera, Carriedo, Pas, Sauba... Las crónicas refieren cómo fueron repobladas por Alfonso I, con gentes traídas de la Meseta, tras sus incursiones por el valle del Duero. Debió de ser entonces cuando se consumó la aculturación romanizante y cristianizadora sobre los habitantes de los recónditos valles de Cantabria, si bien existen testimonios arqueológicos y documentales de la presencia y predicación previa en estas montañas de misioneros visigodos.
Todo el territorio se cubrió de pequeños monasterios, muchos de ellos familiares, más abundantes en torno a las rutas de comunicación y sobre la franja costera, siempre más pródiga en recursos, iglesias que desempeñaron un papel capital en la organización de la sociedad.
Durante la transición entre los siglos XII y XIII, el rey Alfonso VIII decidió la promoción demográfica y económica de la fachada marítima del reino de Castilla, entonces básicamente limitada a la costa de Cantabria, mediante la asignación de fueros a cinco de sus villas: Castro Urdiales (1173?), Santander (1187), Laredo (1200), Santillana (1209) y San Vicente de la Barquera (1210). Simultáneamente al otorgamiento de tal condición privilegiada, el mismo rey promulgó el Estatuto de Naufragios (1180) y reguló el estratégico comercio de la sal (1203), lo que tuvo como consecuencia, de un lado, la salvaguarda del comercio marítimo y, de otro, el incremento de la actividad pesquera, al facilitar su conservación y consecuente comercialización a distancia.
El creciente poder económico y militar de los puertos de Cantabria consolidó los ámbitos jurisdiccionales marítimos otorgados por los fueros, de modo que, sumados los tramos de costa asignados a cada una de las villas portuarias, coinciden casi exactamente con el litoral actual de la región cántabra. Por su parte, la única villa aforada no portuaria, Santillana del Mar, se constituyó, junto a su abadía, en capital de la mayor de las merindades en que la Corona estructuró la región, precisamente nombrada de las Asturias de Santillana. Los otros distritos administrativos en que fue articulado el territorio se conocieron como merindades de Liébana, Campoo, Trasmiera y Vecio, además de la jurisdicción de los montes de Pas y los señoríos de Ruesga, Soba y Villaverde. Prácticamente la totalidad del actual territorio regional era conocido durante los siglos XIII y XIV bajo el apelativo común de ‘Peñas de Amaya fasta el mar’, nombre en que pudiera percibirse implícita una alusión a la antigua Cantabria combatida por los visigodos.
El desarrollo del sistema de corregidores, a lo largo del siglo XV, culminó durante el reinado de los Reyes Católicos, quienes dieron forma definitiva al Corregimiento de las Cuatro Villas de la Costa de la Mar con Trasmiera, nombre que oficialmente ostentó la mayor parte de la región hasta el final del Antiguo Régimen y la implantación del Período Constitucional. Paralelamente a la articulación del territorio en Merindades o Corregimientos por parte de la Corona, los habitantes de los valles montañeses habían organizado la administración de los asuntos comunes en estructuras participativas escalonadas. Cada parroquia solía conformar un concejo, constituido por la totalidad de los vecinos, que elegían cada año los órganos administrativos y al procurador que les representaba en la junta del valle respectivo. A su vez, esas juntas designaban al diputado o diputados de valle que les representaba en las juntas, hermandades o provincias superiores. Tal autonomía de gestión hubo de ser defendida, contra la pretensión de algunos grandes señores del reino, con la fuerza de las armas o mediante largos pleitos, en los que generalmente los tribunales otorgaron la razón a los valles.
La complejidad jurisdiccional propia del período histórico medieval y moderno, en que el territorio de cualquier región española o europea estaba fragmentado en multitud de ámbitos jurisdiccionales, no sólo yustapuestos, sino también superpuestos o solapados, se dio igualmente en Cantabria, aunque cabe distinguir alguna particularidad a tal respecto; así, por ejemplo, la extendida condición de hombres y lugares de behetría durante la Edad Media, que aquí proporciona la más alta concentración de toda España, o la condición de hidalguía de la mayor parte de sus habitantes en la Edad Moderna, también la más alta de la Península Ibérica, con mucha diferencia.
Desde el siglo XVI, con la recuperación de los textos clásicos, se desencadenó una polémica sobre la ubicación y límites de la Cantabria que luchó contra Roma, motivada por el empeño de algunos eruditos vascos en fundamentar sus fueros en tan lejana epopeya. No obstante, desde el principio hubo conspicuos historiadores, como el aragonés Jerónimo de Zurita, que los supieron fijar con precisión, así como los más importantes cronistas montañeses de entonces: Juan de Castañeda, Fernando Guerra de la Vega, el padre Sota o Pedro Cossío y Celis.
Concluida la Guerra de Sucesión y llegada la Dinastía Borbónica, la Hermandad de las Cuatro Villas de la Costa con Trasmiera ganó a la Real Hacienda, tras diez años de pleito, el derecho a mantener la franquicia para las importaciones (1726). Éste fue uno de los principales motivos para que se decantara la voluntad de integrar a todas las jurisdicciones de la región en una gran federación representativa a la que denominaron Provincia de Cantabria (1727), que debería de incluir a más de seiscientos concejos; iniciativa que, después de diversos avatares, cristalizó en 1778 y consiguió la aprobación de Carlos III al año siguiente. Para entonces, la mayor parte de la región ya había logrado emanciparse de la jurisdicción eclesiástica del arzobispado de Burgos, acogida al nuevo obispado de Santander (1754), y la propia Corona había puesto las bases de la autonomía de gestión y promoción económica al habilitar este puerto para los tráficos con América (1765 y 1778) y crear el Consulado de Mar y Tierra de Santander, con jurisdicción sobre toda la región. También en el ámbito militar se había dado el salto desde las viejas milicias concejiles a la organización del Regimiento de Milicias Provincial, que primero se llamó de Cuatro Villas, luego de Santander y por fin de Laredo.
En 1801 se creó la Provincia Marítima de Santander, a la que durante la dominación francesa se denominó Departamento de Cabo Mayor y Prefectura de Santander. Jurada la Constitución de Cádiz en 1812, se constituyó la primera Diputación Provincial Constitucional y, ya en 1816, se restableció la Provincia Marítima de Santander. En la propuesta elevada a las Cortes durante el Trienio Liberal se denominaba a toda la región como Provincia de Cantabria, articulada en 123 ayuntamientos. No obstante, sería en 1829 cuando se iniciaría el proceso de conformación definitiva del territorio regional, culminado en el decreto de 30 de noviembre de 1833 por el que se creaban las actuales provincias españolas. Sin embargo, fue preciso llegar al último tercio del siglo XIX para que acabaran de ajustarse el número y límites de los 102 ayuntamientos que hoy conforman el territorio regional. Así ha llegado esta provincia hasta la Constitución de 1978, mediante la que se instituyó el Estado de las Autonomías, en cuyo seno se reconoció a esta región la condición de Comunidad Autónoma Uniprovincial bajo el nombre de Cantabria, mediante la Ley Orgánica aprobada por las Cortes Generales el 30 de diciembre de 1981.
A lo largo del extenso proceso histórico esbozado, la región de Cantabria, como cualquier otra, ha experimentado diferentes formas de articulación interna de sus modos de convivencia y relación con el medio geográfico, así como el desarrollo de diversos modelos económicos y sociales, pero siempre sobre la rotunda presencia y el condicionante de una misma realidad topográfica, cuyos límites han permanecido sensiblemente idénticos en el transcurso del tiempo.
Pudiera parecer que la actual articulación política y administrativa de la región de Cantabria es algo que no tuviera más de ciento cincuenta o doscientos años de existencia, es decir, algo que se conformó mediante la aparente novedad de la creación administrativa de la Provincia Marítima de Santander (1801) y su posterior estructuración en ayuntamientos constitucionales (1822-1835). Pero nada más lejos de la realidad. De hecho, es evidente que los perfiles de aquella provincia se correspondían con el núcleo más permanente del conjunto de comunidades que, a lo largo de muchos siglos, se reconocieron a sí mismas como partícipes de una misma identidad. Por otro lado, es fácil constatar que los actuales límites municipales generalmente coinciden con los de los antiguos valles, juntas o hermandades, o bien fracciones proporcionales de tales entidades. No hay excepción respecto al fenómeno de que el término de cada ayuntamiento coincida exactamente con el territorio de uno, o la suma de varios, de los antiguos concejos.
En definitiva, se impone reconocer la evidencia de que el presente se sustenta sobre las profundas y densas formas decantadas por el pasado, mucho más presentes en nuestras vidas de lo que las apariencias, o más bien una mirada superficial, puedan manifestar.
José Luis Casado Soto
Director del Museo Marítimo del Cantábrico

Fotos de Cantabria y sus Municipios……………

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